jueves, 30 de diciembre de 2010

Feliz Cumpleaños

En 1967 la Casa de las Américas realizó el primer Encuentro de la Canción Protesta. La intención, muy clara, era reunir a los cultores de aquella canción de compromiso y lucha, canción guerrera, con la que nuestros pueblos de América han contado desde siempre, y con el objetivo de que caminaran juntos. A partir de entonces el Centro de la Canción Protesta quedó como una instancia permanente, de encuentro y conspiraciones a favor de la vida cultural y el canto latinoamericanos.
Nosotros, bisoñísimos trovadores entonces y reunidos en torno al Centro y a la Casa, armaríamos años después el Movimiento de la Nueva Trova, con las raíces históricas en la Trova Cubana y como especie de punta de lanza que entroncaría con los diferentes movimientos de la canción en América Latina y que, como resultado en estos tiempos, ha parido a Canto de Todos.
Nada de esto hubiera sido posible sin la preclara sabiduría campesina y extraordinaria sensibilidad de Haydeé Santamaría Cuadrado, heroína del Moncada, de la Sierra y el Llano, fundadora de la Casa de las Américas y Madre Nuestra que está en Todas Partes.
En los terribles 90s, se organizó en torno a la Casa una especie de movimiento de mozalbetes trovadores que se llamó Canciones de La Rosa y de La Espina (en alusión al legendario cartel de Alfredo Rosgaard para aquel Encuentro de 1967). Una tarde, en el salón de Presidencia y muy exaltados por lo que estaba ocurriendo de nuevo en la Casa inevitablemente se evocó a Haydeé, recordando todo lo anterior y comentando lo feliz que ella se sentiría viendo lo que se estaba gestando en esos momentos. No me dejarán mentir Carlitos Lage, Karel García, Diego Cano y María Elena Vinueza (los que me vienen ahora mismo a la mente, y sé que eran más) y créanme cuando les diga que todos, luego de un silencio conmovedor primero, evocador después y finalmente encantador, nos percatamos que Haydeé había estado con nosotros durante todo ese parto, y como que nos miraba con sonrisa complacida y aprobatoria. Así es ella.
Felicidades por tu cumpleaños este 30 de diciembre de 2010, Yeyé, dondequiera que estés, y a través tuyo besos a Aida, Adita e Irma y abrazos a Aldo y Abel.
Sabemos que siempre tenemos tu bendición.

Vicente Feliú

MEDIO SIGLO DE SOLIDARIDAD

Palabras de Ricardo Alarcón de Quesada, Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, en el Acto por el 50 Aniversario del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, La Habana, Diciembre 28, 2010
Compañeras y compañeros:
Cuando el 30 de diciembre de 1960 el Gobierno Revolucionario creó el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, sobre Cuba se ceñía la amenaza inminente de la agresión militar. Entonces millones de cubanas y cubanos estaban vigilantes, preparándose para el ataque que podía ocurrir en cualquier momento.
Culminaban dos años de creación infatigable, habíamos sido capaces de desmantelar las estructuras podridas del viejo régimen, librábamos una pelea ardorosa contra la explotación, la ignorancia y los vicios del pasado, habíamos eliminado completamente el desempleo, eran nuestras las fábricas y los servicios públicos, avanzaba la Reforma Agraria y la Campaña de Alfabetización, vivíamos con la alegría de la libertad conquistada tras grandes sacrificios y nos empeñábamos por hacer reinar la justicia en nuestra tierra finalmente emancipada.
Eran días luminosos pero también llenos de peligros. Desde el Primero de enero de 1959, el Imperio que siempre trata a Cuba como si la Isla fuera suya, desató contra nuestro pueblo la guerra económica, presionó a otros países para tratar de aislarnos totalmente, dio cobijo a los torturadores y asesinos batistianos y a sus secuaces y los organizó, armó, entrenó y dirigió para invadir el país y obligarnos a regresar a la ignominia y la miseria. Enfrentábamos a un Imperio que entonces estaba en el cenit de su poderío, dominaba completamente el Hemisferio Occidental e imponía su hegemonía en todo el planeta.
Comenzaba el verdadero descubrimiento de la isla de Cuba. Nuestra heroica resistencia asombraba al mundo. Su Revolución se convirtió en “una permanente incitación a la noble curiosidad humana desde todos los rincones de la tierra y muy especialmente en América Latina” como expresó la Ley 901 fundadora del ICAP a iniciativa de Fidel Castro.
Han sido cincuenta años de incesante faena. Vaya nuestro reconocimiento a todas y todos los trabajadores de esta institución por su contribución, muchas veces anónima, a la solidaridad y la amistad entre el pueblo cubano y los otros pueblos. Los que iniciaron este noble trabajo y sus continuadores hasta hoy merecen nuestra gratitud.
Hagamos un homenaje especial, sobre todo, a quienes fuera de aquí, durante estos largos años, nos han ofrecido permanente apoyo. A los que fueron capaces de resistir la persecución y la hostilidad, a quienes no se doblegaron ante las presiones o las amenazas, a los que no sucumbieron ante las calumnias y el engaño, a quienes supieron confiar en Cuba y amarla.
Porque contra Cuba y su Revolución el Imperio no ha empleado solamente la fuerza militar, el terrorismo, los sabotajes y la más feroz y dilatada agresión económica, su bloqueo genocida que comenzó antes que naciera el ICAP, antes que naciera la mayor parte de la población cubana actual. Contra Cuba y su Revolución el Imperio ha empleado también y especialmente, la mentira y el ocultamiento de la verdad.
En ese terreno, el de la manipulación de la información y la falsificación de la realidad, el Imperio ha creado una maquinaria gigantesca a la que dedica incontables recursos de todo tipo.
Ya no es el automóvil el símbolo de la sociedad norteamericana. Hace ya mucho tiempo que fue relegado a un plano secundario por la industria del embuste, que a gran escala y masivamente adultera los hechos, pervierte las conciencias y promueve el embrutecimiento de los seres humanos. Sus instrumentos son las grandes corporaciones que dominan a los llamados medios de comunicación y son dueñas de las más poderosas empresas de cine, radio y televisión.
Mercantilizan la cultura y la reducen a entretenimiento banal; esconden o justifican los peores crímenes; distorsionan los sucesos y mienten; fomentan el egoísmo y la codicia, el materialismo y la vulgaridad; despojan al ser humano de sus ideales, de su capacidad para pensar y amar. Llevan a cabo una implacable ofensiva antihumanista de la que el pueblo norteamericano es la primera y principal víctima.
Estados Unidos es, desde su origen, un país imperialista y racista como lo recuerda Noam Chomsky en un texto reciente. Su poderío se concentra hoy, sin embargo, en una descomunal, aberrante, industria bélica capaz de destruir al planeta muchas veces y en su arsenal propagandístico que le permite adormecer y embaucar.
Pero el pueblo norteamericano no es imperialista ni racista. Es un pueblo que necesita vivir en paz con los demás y que tiene el derecho a construir dentro de sus fronteras una sociedad justa y verdaderamente libre, algo que no podrá lograr mientras no se libere del control que sobre él ejerce una plutocracia ignorante y perversa.
Con ese poder los imperialistas han podido practicar contra el pueblo cubano el genocidio más prolongado de la historia, por eso pueden seguir amparando en su propio territorio a los peores asesinos - como el que acaba de publicar en Miami un libro infame en el que se ufana de sus fechorías -, por eso mantienen en injusta y cruel prisión a Cinco jóvenes que sacrificaron sus vidas por salvar a su pueblo y al mundo del terrorismo que Washington tolera impunemente.
Ahora, cuando se acerca el día en que Estados Unidos debe responder a la petición de habeas corpus a favor de Gerardo Hernández Nordelo, su último recurso legal, algunos medios norteamericanos lo calumnian miserable y cobardemente y tratan de engañar y desviar la atención para confundir al movimiento solidario. Independientemente del derecho irrenunciable de Cuba a defender su soberanía, en el juicio seguido contra Gerardo y sus compañeros en Miami no fue presentada evidencia alguna que lo vinculase con el lamentable incidente del 24 de febrero de 1996. En esta hora decisiva quieren hacernos olvidar que en mayo de 2001 en una dramática y urgente demanda ante la Corte de Apelaciones la propia Fiscalía reconoció que carecía totalmente de pruebas y solicitó modificar la acusación originalmente presentada contra nuestro compañero. Pese a ello fue sentenciado con brutal desmesura por un supuesto crimen que no existió y con el cual, en cualquier caso, Gerardo no tenía absolutamente nada que ver. Es imposible encontrar ejemplo parecido de injusticia.
Exhortemos al movimiento de solidaridad y a toda la gente honesta a levantar sus voces en defensa de Gerardo. El Gobierno de Estados Unidos sabe que él es inocente y que nunca hubo pruebas para acusarlo. Hay que exigirle que lo ponga en libertad ya. A él y a Ramón, Antonio, Fernando y René, cinco Héroes de la República de Cuba. El Presidente Obama puede y debe liberarlos ahora mismo, sin condiciones, inmediatamente. A todos y cada uno de ellos, a los Cinco, sin excepción.
Que exigirlo sin descanso sea nuestra promesa de Año Nuevo. Que el mundo entero se lo pida al Presidente Obama. El sabe que sí se puede y que él debe hacerlo.
Compañeras y compañeros:
La solidaridad es el baluarte y la savia de la Revolución. Lo ha sido siempre para nosotros desde 1868 cuando, en nuestro Octubre glorioso, iniciamos una brega inseparable por la independencia nacional y por la abolición de la esclavitud, la servidumbre y la discriminación de los seres humanos.
Desde la Guerra Grande hijos de otras tierras vinieron a pelear con nosotros por nuestra libertad. El Partido de José Martí fue un partido internacionalista creado también para alcanzar la independencia de Puerto Rico y la unidad de Nuestra América. Fueron muchos los compatriotas nuestros que marcharon desde aquí y desde la emigración a dar sus vidas por la República española.
En el último medio siglo ha sido amplia y generosa la solidaridad que Cuba ha recibido y también lo ha sido la que ha entregado nuestro pueblo. ¿Cómo olvidar, un día como hoy, a los hermanos que fueron a combatir hasta el último aliento a otras tierras? ¿Cómo olvidar al Che y a los muchos que supieron ser como él?
Saludemos también a las decenas de miles de colaboradores que han ido a los más apartados rincones a ayudar a otros, a llevarles salud y educación, reproduciendo un espíritu internacionalista y solidario del que nació la Patria y que siempre vivirá con ella.
El mundo ha sido solidario con Cuba porque Cuba ha significado mucho para el mundo. Porque su revolución fue un ejemplo que inspiró a otros a perseverar en el combate hasta conquistar la verdadera independencia y la justicia, esas que iluminan ya con su Alba el futuro americano.
Las cubanas y los cubanos nos empeñamos ahora en un amplio ejercicio democrático para discutir y acordar, con todas y todos, sin excluir a nadie, las acciones que debemos emprender para corregir errores, eliminar defectos e introducir los cambios que sean necesarios para que nuestro proyecto sea más eficiente, racional y justo. Lo hacemos en un país que sigue siendo víctima del bloqueo, el acoso y la agresión de quien es aún la más fuerte potencia económica y que no se cansa de alquilar mercenarios dispuestos a traicionar a la Patria, mequetrefes en los que no cree ni quien les paga la mesada como confirman sus propios informes confidenciales revelados por Wikileaks.
Algo bien diferente es el pueblo de Cuba. Un pueblo, que nadie lo olvide nunca, que se forjó, precisamente, en la lucha contra dos Imperios y sus adocenados servidores criollos y se fraguó en una batalla muy larga en la que siempre tuvo como metas la independencia absoluta y la justicia plena para crear una sociedad que tendría como fundamento la solidaridad entre los cubanos.
Entre todos cambiaremos todo lo que debe ser cambiado. Juntos haremos lo que sea necesario, y lo haremos por nosotros mismos, sin copiar a nadie, sin hacer concesión alguna a quienes nos odian y desprecian y seremos capaces de hacer realidad un socialismo mejor, nuestro, cubano.
Cumpliremos así también nuestro deber hacia quienes en cualquier lugar luchan por un mundo mejor.
El movimiento internacional de solidaridad con esta Isla nació hace medio siglo cuando enfrentábamos un desafío que parecía insuperable. Fuimos capaces de vencer y llegar hasta aquí.
Son grandes los retos que tenemos por delante. Sabremos superarlos. Seremos fieles a nuestros mártires, seremos leales a quienes en todo el mundo nos han acompañado en esta larga, dura y hermosa pelea.
Cuba prevalecerá. Nuestro socialismo triunfará. Seremos capaces de continuar luchando, todos unidos, Hasta la Victoria Siempre.

martes, 21 de diciembre de 2010

Algo que siento mío

MENSAJE AL PUEBLO DE PUERTO RICO DE JÓVENES EN LUCHA

Querido pueblo de Puerto Rico:

En los pasados meses hemos escuchado estridente e insistentemente al señor Luis Fortuño y a algunos de los miembros de su administración, cuestionar, criticar, e incluso intentar criminalizar la presencia de organizaciones y jóvenes de izquierda en las diferentes luchas que se desarrollan en el país, particularmente en la huelga de la Universidad de Puerto Rico.

Por este medio, algunas de las organizaciones y jóvenes de esa izquierda tan mentada por el gobierno queremos manifestar que: nuestra presencia en estas luchas es legítima y necesaria, ya que nuestras creencias fundamentales nos obligan a tomar acción frente a la injusticia llevada acabo por los poderosos en contra de los menos poderosos, que somos la mayoría de la población. Al señor Fortuño y sus secuaces les encanta hacernos parecer monstruos, y se aprovechan de que muchas personas no conocen verdaderamente lo que significa eso de ser de “izquierda”, para amedrentar e infundir el terror en la población de nuestra isla, para así lograr su proyecto político. Por tal motivo, deseamos expresar y aclarar algunas de las creencias básicas que compartimos. Como jóvenes de diversas organizaciones y filosofías de izquierda, creemos:

· en una educación pública y de excelencia, accesible a todos los sectores de nuestra población;

· que la educación es la mejor herramienta para el desarrollo económico y social de un país, además de ser una de las principales armas para la prevención de muchas de las problemáticas sociales que hoy nos aquejan;

· que la libertad de expresión y la protesta son derechos humanos que ningún gobierno tiene la potestad de limitar o de negar;

· en la conservación y protección de nuestros recursos naturales;

· que los servicios de salud de calidad deben ser de amplia disponibilidad para el pueblo, sobre todo para los más necesitados;

· que todos los habitantes de la nación deben tener acceso a una vivienda segura y digna.

Porque creemos en estas, y en muchas otras reivindicaciones, las organizaciones y jóvenes de izquierda siempre hemos participado, participamos, y seguiremos participando activamente en las diversas luchas en contra de la injusticia sufrida por nuestro pueblo.

Mientras las administraciones gubernamentales de todos los partidos continúen insistiendo en la construcción de un gasoducto nocivo a la salud del pueblo y del medio ambiente; en la restricción de nuestras libertades civiles; en la demostración de poder excesiva y la brutalidad policíaca; en la persecución y criminalización de la disidencia y de la juventud; en la destrucción de nuestra educación pública a todos los niveles; mientras continúen utilizando estrategias para continuar dividiendo al pueblo, tal como el reclutamiento a través del engaño de jóvenes de comunidades marginadas para que trabajen como mercenarios en contra de otros sectores; mientras continúen insistiendo en ignorar la opinión del pueblo cuando se manifiesta para expresar su repudio a las acciones y actitudes antes mencionadas, no se merecen el privilegio de gobernar, y nosotros haremos todo lo posible para impedir que lo hagan.

No es una tarea fácil, pero los/as jóvenes de izquierda estamos resueltos a combatir, utilizando todos los medios a nuestro alcance. La tiranía, el totalitarismo y la corrupción que se cierne sobre nuestra patria y que amenaza con despojarnos de todo lo que nos representa y nos unifica como nación. ¡No se lo vamos a permitir!

¡Que le quede claro a este y a todos los que aspiren a gobernar este suelo, que mientras le sigan dando la espalda a las necesidades del país, nosotros/as seguiremos combatiendo y dándoles el frente! Nuestra agenda no está oculta, a diferencia de la de ellos/as, sino todo lo contrario: vamos a impedir que una minoría de acaudalados (afrentaos) prive a las amplias masas populares de lo que por derecho propio nos corresponde.

Finalmente expresamos nuestro total repudio por el abuso criminal de la Policía de Puerto Rico cometido en el día ayer contra jóvenes universitarios de los Recintos de Carolina y Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. Exhortamos al pueblo a contribuir en esta lucha para ir al RESCATE DE NUESTRA UNIVERSIDAD. NO A LA OCUPACIÓN POLICIACA.

Dado en San Juan, Puerto Rico, a 21 de diciembre de 2010.

Este comunicado está firmado hasta el momento por las Juventudes del Frente Socialista, MINH, J-23-MAS, Partido Nacionalista, la FUPI, la Nueva Escuela y compañeras/os en su carácter independiente.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Una lección para toda la Brigada

Corrían los primeros meses de 1972. Aunque no era la primera vez en Cuba que el arte citadino subía a la montaña, sí fue una experiencia nueva para los jóvenes que constituimos la Primera Brigada de Escritores y Artistas “Sierra Maestra”. Esta buena idea surgió de la organización política de la juventud con el propósito de llevar a los campos del Oriente cubano, en sus zonas más intrincadas que fueron escenario fundamental de nuestras guerras de liberación, a los bisoños comunicadores de la cultura (gente de teatro, de la plástica, escritores, repentistas, trovadores...) y ponerlos en contacto con los habitantes de las serranías. La mayoría de los implicados proveníamos de la capital, o de las capitales provinciales, y aun cuando algunos teníamos experiencias como alfabetizadores, obreros fabriles, trabajadores ocasionales del campo o soldados, ninguno de nosotros había llevado su arte a este público, lo cual constituía un reto más que grande para los jóvenes escritores y artistas. En primer lugar porque más del 70% de la población serrana eran niños. En segundo, porque estábamos acostumbrados para bien y para mal, a desarrollar nuestro trabajo en entornos de un nivel cultural superior al secundario en teatros, escuelas, bibliotecas, es decir, para un público más o menos cautivo. Y en tercero, porque en aquellos tiempos en Oriente había una zona de silencio respecto a las comunicaciones del país, lo que en una enorme medida impedía a sus pobladores conocer lo que se ponía en las emisoras nacionales de radio, siendo muy común la escucha de emisoras mexicanas y colombianas. Este último aspecto era un problema añejo, y la Revolución, a pesar de lograr en 1961 –con la guerra de Playa Girón por medio- la alfabetización de prácticamente todas las personas que quedaban en el país y de enfrascarse en un seguimiento educacional en todas partes, no había logrado resolverlo por los fabulosos recursos que se necesitaban en el orden tecnológico y que no dispondríamos hasta mucho después. Para colmo, antes del triunfo revolucionario de 1959 el dueño de una de las principales emisoras radiales de la provincia de Oriente traía semanalmente en su avión particular desde México las últimas grabaciones de los artistas mexicanos de la época. De manera que los hábitos musicales de la población de la Sierra Maestra en 1972 eran fundamentalmente huapangos, corridos, rancheras, sones huastecos, alguna que otra habanera, bambucos y ciertas tonadas del punto campesino. Es decir, nada de lo que llevábamos.
Desde los tempranos años 60, el Instituto de Arte e Industria Cinematográficas (ICAIC) había llevado a lomo de mulo a las montañas el incipiente cine cubano, lo que había motivado en los campesinos, tímidos por naturaleza, una cierta y positiva expectativa ante lo que llegaba “de abajo”. Creo que en buena medida ese antecedente nos abrió más de una puerta, gracias a algunas canciones del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC (Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola, Sara González...), escuchadas a través de las películas que se ponían en aquellas noches increíbles en medio del monte.
En ese contexto y con los antecedentes expuestos, afrontamos nuestro trabajo con los habitantes de la Sierra Maestra. Hubo que crear y montar cuentos y músicas infantiles y desarrollar actividades participativas (interactivas, diríase hoy) para lograr la supervivencia de nuestra misión. En el caso de los trovadores, que llevábamos nuestros cantos políticos, sociales, de amor y de lucha, tuvimos que adaptarnos a las circunstancias, y hasta algún que otro puntico campesino y canciones infantiles nos tocó hacer. Y no porque los campesinos adultos no entendieran el proceso revolucionario que les había posibilitado poseer las tierras que durante siglos habían trabajado para otros, enviar a sus hijos a la escuela, tener acceso a la salud pública y tantísimos otros logros que se habían conquistado a sangre y fuego, sino porque el desarrollo cultural de las artes y la literatura de la ciudad y del campo nunca son los mismos, máxime en aquellos años todavía fundacionales, sin que sea imprescindible considerar que uno es superior al otro.
Una de mis obras que por aquel entonces cantaba asiduamente era “Una canción necesaria”, dedicada al Ché de manera coloquial. En ella arremeto contra los burócratas y los simplistas, y con lo anticlerical inveterado que soy, la cierro con un verso del poeta chileno Vicente Huidobro a Lenin: “Desde hoy nuestro deber es defenderte de ser dios”. Algunas razones me llevaron a componer aquella canción. Una de ellas fue, que en una escuela primaria contigua a la casa donde vivía yo en 1969, en el matutino, cuando formaban a toda la escuela antes de empezar las clases, algún maestro tonto le hacía decir a los niños un versito que lamentablemente guardo en mi historia personal: “cuchillo, cuchara, que viva el Ché Guevara”. Otra, fue escuchar en boca de un cantante latinoamericano que no conocía entonces, una idea que contradecía completamente el verso de Huidobro que había incorporado a mi canción, y que rezaba: “San Ernesto de La Higuera lo llaman los campesinos...”. Era más de lo que podía soportar.
Vuelvo a la Brigada. Una mañana llegaron al campamento donde estábamos, diciendo que venía un cantante chileno de la Unidad Popular a encontrarse con nosotros. Nos comentaron que llegaba a Cuba por primera vez, invitado por la Unión de Jóvenes Comunistas, y al conversarle en La Habana sobre la experiencia de los jóvenes artistas en la Sierra Maestra había manifestado su interés de juntarse en primera instancia con nosotros. En una reunión de la Brigada, se decidió que fueran dos personas a recibirlo al aeropuerto de Manzanillo: Frank Fernández (pianista concertista, miembro del Comité Nacional de la UJC  y segundo jefe de la Brigada) y yo como trovador (aun no existía el Movimiento de la Nueva Trova, que organizaríamos hacia fines de ese mismo año, en la misma ciudad de Manzanillo).
Bajó aquel chileno del avión, con una sonrisa que convencía al más atareado, con una tranquilidad de espíritu que lo relajaba a uno, y con unas ganas tremendas de compartir sus experiencias. Cabello largo, vaqueros azules medio desteñidos, poncho, guitarra al hombro, sin dudas del sur, sin dudas peregrino, sin dudas trovador. Era como nosotros, solo que mayor, no por años sino por vida. Era Víctor Jara. Nos llevaron para una casa de visitas y luego de las bienvenidas y algún trago de rigor nos pusimos a conversar (como no había piano, Frank habló de la actividad cultural de la juventud), y casi inmediatamente a cantar. Como anfitrión, me tocó abrir, y canté “Una canción necesaria”. Víctor escuchó con toda la atención que lo caracterizaba, y al final, me dijo: -Fíjate qué cosa más interesante. Pareciera que entre tu canción y una que yo canto hay una contradicción, y no la hay, porque la religiosidad de los campesinos latinoamericanos parte de convertir en sus dioses a los héroes-. Y me cantó “Zamba al Ché”, de Rubén Ortiz, canción que ha sido una de las paradigmáticas en la extensa discografía sobre el Guerrillero Heroico. La canción, lejos de encaramar en un altar inalcanzable al Ché, lo asume para la cultura de los pueblos latinoamericanos y lo incorpora a la idiosincrasia personal de sus hombres y mujeres, muy lejos del catolicismo occidental en el que yo había sido formado. Fue la primera lección que recibí personalmente de Víctor. La otra, creo que la recibimos todos.
Nos reunimos con toda la Brigada en la Playa Las Coloradas, en el sitio exacto donde desembarcaron los expedicionarios del Granma conducidos por Fidel el 2 de diciembre de 1956, y allí compartimos y cantamos todos, en una velada inolvidable. Después nos fuimos a una actividad creo que en un pueblito serrano, y al momento de entrar Víctor, absolutamente todo el mundo quedó absorto ante la manera tan desprejuiciada, sabia y entregada con que ofreció su palabra y su canción. Tantas fórmulas que habíamos buscado para llegarles a los campesinos adultos y a los niños, y este hombre, tan de afuera para ellos como nosotros, se los había metido en un bolsillo de la manera más natural del mundo. La actuación fue poco menos que apoteósica, y nos marcó definitivamente a todos. Fue la lección para toda la Brigada.

Alamar, La Habana. 8 de septiembre de 2004.