domingo, 28 de agosto de 2011

Estados Unidos no existe

(Un artículo de mi amiga Karla Lara, cantora hondureña)

Karla Lara & Hibriduz de gira por ningún lugar

Llegar a otro país implica el reto de enfrentarse a otro idioma, a otras costumbres. Además, hasta donde las construcciones de mis ingenuos imaginarios alcanzaban, el norte era como la canción “Ligia Elena” de Rubén Blades: “pelo rubio, ojos azules, dientes azules y… billetera verde”. Claro que suficiente información circula en el mundo para darnos cuenta que ése era el cuento de cuando éramos “chiquitas”, y que como todos los cuentos, tenía historias mágicas, mentiras piadosas, moralejas forzadas, y sobre todo, el propósito “maquiavélico” de quienes orquestan el mundo y su decadente sistema, para que nos ilusionara desde el Tío Mac Pato y su derroche, hasta esos personajes “heroicos”.

Gringos musculosos que pasaban gloriosos entre sudores y una bandera norteamericana estropeada por el fuego, peleando contra soviets primero, y después -cuando creyeron que los enemigos terrícolas se habían ido tras la caída del muro- empezaron a luchar, pero sobre todo a “vencer” en torcidas invasiones de marcianos el mundo que ya ellos habían destruido con su capa de ozono y su plástico en todo y para todo. Cuando tuvieron que comenzar a tocar sus reservas de petróleo, en buena parte para iluminar artificial y obscenamente sus días y sus noches, rápidamente Hollywood produjo otra “muvie” donde se justifica la búsqueda del terror en el Medio Oriente de la tierra -que también ellos han destruido con miles y miles de bombardeos-. Y así seguimos construyendo ídolos que salvan con pelo rubio, ojos azules, dientes azules y… billetera verde.

Igualito que en las películas. Sólo el protagonista es “chele” y claro que siempre “hombre”, o más bien “macho”, bien macho. Pero cuando una viene a este país que queda al norte de América Latina, y una empieza a desmitificar el sueño mágico, logra ver que el resto de sus reales protagonistas del “sueño de la riqueza” tienen el color oscuro de nuestras pieles. Nos damos cuenta que realmente lo que sucede es que los gringos piensan que Estados Unidos es su país, y la gente actúa como si fuese estadounidense, pero la verdad es pura gente del mundo fingiendo ser de un lugar inexistente.

Este país huele a tacos mexicanos, a pupusas salvadoreñas, a baleadas hondureñas, huele a frijoles de Centroamérica. Estados Unidos no es de rayas rojas y estrellas usurpadas sobre fondo azul, sino de todos los colores de los inmigrantes que la hacen. Las calles del comercio, como en Tegucigalpa, son de chinos y de árabes, acá se come el chapsuey que se come en Tegucigalpa, que sólo porque es más barato para comer en familia y en bulto, casi forma parte de la lista de nuestras “comidas típicas”. No es sólo la globalización y que los “Burguerquines” existan y huelan igual en Miami como en Caracas. Es que en Estados Unidos se habla en español, en chino, en árabe, en muchos idiomas y en poco inglés. Para las y los latinoamericanos se comen pupusas o empanadas, se bebe en horchata o en pitahaya, se viste de los colores de muchas gentes, de muchas procedencias del mundo entero. En su majestuosidad, sobrevive la dignidad y la historia de quienes allí emigraron buscando mejor vida.

Lo fuerte, lo realmente fuerte es caminar sus calles y darse cuenta que la muchacha que vendía mango en las calles, y que fue expulsada en aras del ornato de su ciudad natal… que esa muchacha cuando se deshace de lo poco que tiene y se viene al norte, también viene a vender mangos. Y que la que lavaba ajeno en América Latina, viene a que el sistema la prostituya, porque acá en el norte todo el mundo tiene una máquina para esos menesteres. La que soñaba en un mundo mejor y es expulsada por sus ideas, la que soñaba con una vida mejor y es expulsada porque ya no sabe cómo pagar los impuestos de guerra, la que soñaba con un hombre mejor y es expulsada por la violencia de su misma pareja, la que soñaba una educación mejor para sus hijos y es expulsada porque ya no hay educación pública, la que soñaba con que su madre tuviese una vejez digna y es expulsada porque el seguro social le niega asistencia y la jubilación no existe, todas esas mujeres y hombres que se vienen huyendo por muchas situaciones, vienen al país que siempre ha dicho: “acá se resuelve”, y ese país no existe. Sólo hay gentes de todas partes del mundo que lo han forjado, que lo han levantado, que lo pintan todos los días con sus colores, que lo hacen oler a miles de aromas… porque cada quien se trae sus propios olores, sus propios sabores, sus propios dolores, y los pone en una cesta grande donde los gringos piensan y actúan como si Estados Unidos fuese de ellos y la gente sobrevive y sigue trabajando como si Estados Unidos fuese un lugar que existiera.

Es cierto. Estados Unidos no existe. Pero sus poderes, su maquinaria de guerra, su industria de la muerte, sus invasiones, sus agencias de inteligencia, sus fábricas de consumismo, su cuarta flota, sus radares, sus empresas, sus asesores en golpes de estados… que los hay… los hay.

domingo, 21 de agosto de 2011

Una vieja canción

NOVIEMBRE 5/90. SIGLO XX

Pensando en Camilo Torres y Carlos Pizarro
A Denis Ferrera


Llueve.
No escampa y la trampa
hiere
al pobre que muere.
Llueve.
Por dentro el tormento
de mi hombre presento
antes que me lleve.

Llevo
mi cruz en el alma.
Calma
me pide que luego.
Llevo
sembrada una palma,
crecida su llama
del fuego en que quemo.

Siento
que el siglo se acaba
y los grandes alaban
sus propios lamentos.
Viento
del Sur que vivimos:
no habrá mas camino
que aquel que presiento.

Huelo
pólvora en el aire.
Quiero
soñar con que vuelo.
Puedo
cantarle a las flores,
ahogarme de amores,
cubrirme de un velo.

Pero
me duda el futuro,
debo
hacer por entenderlo.
Más, suelo
tratar con los árboles
de los montes más nobles,
de los montes con muertos.

Tengo
una teología privada,
mi filosofía privada,
la cultura de mi espada.
Tengo
los grandes héroes que viven
y aquellos que me persiguen,
me amparan y sobreviven.
Tengo
cierta canción que late,
la mejilla que me bate
cuando es otro quien combate.
Tengo
la duda de fin de siglo,
las angustias de Virgilio
y el corazón con que vivo.

Llueve.
No escampa y la trampa
va
en el hombre que muere
y no quiere morir.

Vicente Feliú

jueves, 18 de agosto de 2011

Mensaje da Antonio Guerrero para Fernando Gozález Llort y para todos

Queridos amigos:
Es el cumpleaños de nuestro hermano Fernando. El no tiene acceso a este servicio de correo electronico. Nunca he podido entender la causa de esta limitacion que le han impuesto, en su comunicacion con sus familiares y amigos. Pero yo se que estos poemas, que quiero tambien compartir con todos ustedes les, llegaran por alguna via. Son versos del poeta costarricense Jorge Debravo, a quien un accidente troncho su joven vida, pero nos dejo una obra fecunda y hermosa, que a ratos leo y releo.

HOY HE ENCONTRADO A UN HOMBRE CAMINANDO!

Hoy he encontrado a un hombre caminando!
Sin apoyarse en nadie, caminando.
Sin que hubiese camino, caminando.
Como si todo lo llamase, caminando.
Como si no quisiese llegar tarde, caminando.

Su mirada tenia forma de corazon.
y adentro de sus ojos se veia
un mundo
caminando.

Aunque parezca absurdo e increible,
hoy he encontrado a un hombre caminando.

Sin mirar la distancia, caminando.

Sin pedir companero, caminando.

Sin apoyarse en nadie, caminando.

Sin que hubiese camino, caminando.

CANCION DIVINA

Yo quiero un pan, hermano, grande como las aguas de los mares,
ancho como las grandes llanuras de la tierra,
espeso y generoso como las montañas.

Cuando encuentre ese pan correre por los campos,
recogere a los hombres mas tristes y mas flacos
y los llevare a todos a sentarse a mi mesa.

A grandes dentelladas comeremos el pan
y todo sera amable debajo de los astros.
Despacio lo comeremos, porque ya no habra prisa;
cada uno tendra su parcela de pan, su calabazo de agua,
y ninguno la pena y ninguno la lagrima.

Despues de la comida cantaremos canciones de alegria y entusiasmo.
Y en todos los altares de los templos
pondremos un pedazo de pan fresco
y lo reconoceremos para siempre como el mas tierno dios de todas las edades.

NOSOTROS LOS HOMBRES

Vengo a buscarte, hermano, porque traigo el poema,
que es traer el mundo a las espaldas.
Soy como un perro que ruge a solas, ladra
a las fieras del odio y de la angustia,
echa a rodar la vida en mitad de la noche.

Traigo sueños, tristezas, alegrias, mansedumbres,
democracias quebradas como cantaros,
religiones mohosas hasta el alma,
rebeliones en germen echando lenguas de humo,
arboles que no tienen
suficientes resinas amorosas.

Estamos sin amor, hermano mio,
y esto es como estar ciegos en mitad de la tierra.

Traigo muertes para asustar a todos
los que juegan con muertes.
Vidas para alegrar a los mansos y tiernos,
esperanzas y uvas para los dolorosos.

Pero traigo ante todo
un deseo violento de abrazar,
atronador y grande
como tormenta oceanica.

Quiero hacer con los brazos
un solo brazo dulce
que rodee la tierra.

Yo deseo que todo, que la vida sea nuestra
como el agua y el viento.
Que nadie tenga nunca mas patria que el vecino.
Que nadie diga mas la finca mia, el barco...,
sino la finca nuestra, de Nosotros los Hombres.

Cinco abrazos.
!Venceremos!
Tony
18 de agosto de 2011
FCI Florence

domingo, 14 de agosto de 2011

En el cumpleaños 55 de un hombre que espera

[Fuente: ACN – AIN - Roberto Pérez Betancourt]

René González Sehwerert cumplió 55 años de edad este 13 de agosto, los 13 últimos detrás de los barrotes de una prisión inmerecida en Estados Unidos, donde todavía espera el momento en que la voluntad política del gobierno de ese país se digne honrar a la razón, permita que aflore la justicia y lo ponga en libertad.

Víctima de una conspiración, René, al igual que sus compañeros Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Fernando González y Antonio Guerrero --todos luchadores antiterroristas--, fue condenado por su accionar para descubrir y revelar los proyectos criminales de elementos anticubanos asentados en el sur de la Florida.

Es una historia reveladora de complicidades entre sucesivas administraciones norteamericanas y elementos mafiosos quienes a lo largo de medio siglo han causado infinidad de daños a las familias cubanas, y que increíblemente la gran prensa silencia haciéndole el juego a la mafia y a la extrema derecha fundamentalista.

Trece años de cautiverio es mucho tiempo para un hombre inocente, el cual ha visto una y otra vez frustrados los intentos judiciales por esclarecer la verdad, motivados por trabas leguleyas de fiscales y prevaricación de magistrados en un país que, paradójicamente, alardea de tradición democrática e independencia de poderes.

La intención es lograr que el preso se rinda y se pliegue a chantajes. Pero René González, como sus cuatro amigos en prisión, es de los hombres que no se rinden nunca porque su voluntad está forjada en ideales dignos y a su propio bienestar anteponen la seguridad de sus conciudadanos.

La esposa, Olga Salanueva, víctima de maltratos, prisión y deportación, una y otra vez ha visto negado el permiso para visitar en la cárcel al hombre amado, en violación de las propias leyes norteamericanas, castigo adicional no dictado por ningún tribunal, impuesto con la malsana intención de la venganza.

Sobre ese amor inconmovible, la palabra de René: "Hemos tenido que soñarnos mutuamente durante las dos terceras partes de nuestro matrimonio, aferrándonos a los ocho años de felicidad plena que hemos compartido juntos y en los que hemos constituido nuestra hermosa familia.

"Sobre ese período de una alegría casi perfecta, y mucho amor, se sostienen los sueños de un futuro juntos al que sigo mirando con optimismo; y donde la veo a ella hermosa en su madurez, sonriendo mucho y llena de ternura. Espero poder retribuirle con creces su fidelidad, su cariño incondicional y los valores humanos que ha vertido sobre nuestra relación."

En este cumpleaños 55 de un hombre que sigue esperando, coincidente la fecha con el 85 del líder de la Revolución Cubana Fidel Castro, la tristeza no tiene lugar, porque el optimismo desborda sentimientos y en alas del recuerdo los besos pensados seguirán fortaleciendo la ilusión del reencuentro anhelado.

Encarcelar al amor sigue siendo misión imposible.

domingo, 7 de agosto de 2011

Hace 30 años: el día que murió la clase media

Hace 30 años: el día que murió la clase media
7 Agosto 2011

Por: Michael Moore

De cuando en cuando, alguien menor de 30 años me pregunta: “¿Cuándo empezó Estados Unidos a ir cuesta abajo?” Dicen que durante mucho tiempo oyeron que los trabajadores podían criar una familia y enviar a los hijos a la universidad sólo con el ingreso de uno de los padres (y que en estados como California y Nueva York la universidad era casi gratuita). Que cualquier persona que quisiera un empleo con un sueldo decente podía tenerlo. Que las personas trabajaban cinco días a la semana, ocho horas diarias, tenían todo el fin de semana libre y vacaciones pagadas cada verano. Que muchos empleados eran sindicalizados, desde los empacadores de la tienda hasta el pintor de brocha gorda, lo cual significaba que, por humilde que fuera el trabajo, uno tenía garantizada una pensión, aumentos de sueldo ocasionales, seguro médico y alguien que lo defendiera a uno en caso de recibir un trato injusto. Los jóvenes han oído hablar de ese tiempo mítico, pero no es un mito: era real. Y cuando preguntan “¿cuándo terminó?”, les contesto: “El 5 de agosto de 1981″.

En esa fecha, hace 30 años, las grandes empresas y la derecha decidieron “dar el golpe”: ver si podían destruir la clase media para volverse más ricos. Y lo han logrado.

El 5 de agosto de 1981, el entonces presidente Ronald Reagan despidió a todos los miembros del sindicato de controladores aéreos (PATCO), que desafiaron su orden de regresar al trabajo, y declaró ilegal al sindicato. Llevaban apenas dos días en huelga. Fue un acto audaz y descarado. Nunca nadie lo había intentado. Lo que lo hizo aún más audaz fue que PATCO había sido uno de los tres sindicatos que respaldaron a Reagan para presidente. Una ola de conmoción sacudió a los trabajadores en todo el país. Si Reagan hizo eso a quienes estaban con él, ¿qué nos hará a nosotros?

Reagan fue impulsado en su candidatura presidencial por la gente de Wall Street, que junto con los cristianos de derecha quería restructurar el país y revertir la tendencia iniciada por el presidente Franklin Delano Roosevelt, dirigida a mejorar la vida del trabajador promedio. Los ricos odiaban pagar mejores salarios y prestaciones, y más aún pagar impuestos; además, despreciaban a los sindicatos. Los cristianos de derecha detestaban todo lo que les sonaba a socialismo o a tender la mano a las minorías o a las mujeres.

Reagan prometió poner fin a todo eso. Así que, cuando los controladores se pusieron en huelga, vio llegado el momento. Al deshacerse de ellos y proscribir su sindicato, envió un mensaje claro y fuerte: los días en que todos llevaban una confortable vida de clase media habían terminado. De allí en adelante, Estados Unidos sería gobernado en esta forma:

* Los súper ricos ganarán más, mucho más, y el resto de ustedes luchará por las migajas que sobren.

* ¡Todos a trabajar! Mamá, papá, los adolescentes de la casa. ¡Papá, consigue un segundo empleo! ¡Niños, allí está la cadena para la puerta! Tal vez sus padres regresen a tiempo para llevarlos a acostar.

* 50 millones de personas quedarán sin seguro médico. Y las compañías aseguradoras pueden decidir a quién ayudar… o no.

* ¡Los sindicatos son malos! No deben pertenecer a un sindicato. No necesitan abogados. ¡Cierren la boca y pónganse a trabajar! No, no se vayan todavía, no hemos terminado. Que los niños se preparen la cena.

* ¿Quieren ir a la universidad? No hay problema: firmen aquí y estarán vendidos a un banco los próximos 20 años.

* ¿Qué es eso de “aumento de sueldo”? ¡Cierren la boca y pónganse a trabajar!

Y así por el estilo. Pero Reagan no hubiera podido lograr esto por sí solo. Tuvo un gran ayudante: la AFL-CIO.

La mayor central de trabajadores del país dijo a sus agremiados que rompieran la huelga de los controladores aéreos y fueran a trabajar. Y así lo hicieron: pilotos, asistentes de vuelo, choferes de camiones de suministros, manejadores de equipaje: todos esos sindicalizados ayudaron a romper la huelga. Y sindicalizados de todos los ramos rompieron también la huelga al volver a viajar en avión.

¡Reagan y Wall Street no podían creer lo que veían! Cientos de miles de trabajadores y sindicalistas apoyaban el despido de compañeros sindicalizados. Fue un regalo de Navidad adelantado para los grandes consorcios del país.

Fue el principio del fin. Reagan y los republicanos supieron que podrían salirse con la suya en lo que fuera… y así lo hicieron. Recortaron impuestos a los ricos. Dificultaron la formación de sindicatos en los centros de trabajo. Eliminaron las normas de seguridad en las instalaciones fabriles. Pasaron por encima de las leyes antimonopolios y permitieron que miles de compañías se fusionaran o fueran adquiridas por otras y después cerradas. Los consorcios congelaron salarios y amenazaron con mudarse a otros países si los trabajadores no aceptaban menor paga y menos prestaciones. Y cuando los trabajadores accedieron, de todos modos se mudaron al extranjero.

Y todo el tiempo la mayoría de los estadunidenses lo aceptaron. Hubo muy poca oposición o resistencia. Las “masas” no se levantaron a proteger sus empleos, sus hogares, sus escuelas (que alguna vez fueron las mejores del mundo). Aceptaron su destino y recibieron la golpiza. A menudo me he preguntado qué habría ocurrido si todos hubiéramos dejado de volar en 1981. Si los sindicatos le hubieran dicho a Reagan: “Devuélveles su empleo a los controladores o paralizaremos la nación”. Ustedes saben lo que habría pasado: la elite empresarial y su muchacho Reagan se habrían doblegado.

Pero no lo hicimos. Y así, poco a poco, en los 30 años siguientes, los que han estado en el poder han destruido a la clase media del país y, a su vez, han arruinado el futuro de nuestros jóvenes. Los salarios han permanecido estancados esos 30 años. Echen una ojeada a las estadísticas y verán que cada descenso que sufrimos ahora comenzó en 1981 (vean en una pequeña escena de mi película más reciente que ilustra esto).

Todo empezó este día, hace 30 años. Uno de los días más negros en la historia estadunidense. Y nosotros dejamos que ocurriera. Sí, ellos tenían el dinero, los medios masivos y los policías. Pero nosotros éramos 200 millones. ¿Alguna vez se han preguntado qué pasaría si 200 millones se pusieran furiosos de verdad y quisieran que les devolvieran su patria, su vida, sus empleos, sus fines de semana, el tiempo que pasaban con sus hijos?

¿Nos hemos dado todos por vencidos? ¿Qué estamos esperando? Olvidémonos del 20 por ciento que apoya al Tea Party: ¡nosotros somos el otro 80 por ciento! Esta ida cuesta abajo sólo terminará cuando lo exijamos. Y no con una petición en línea o un tuit. Tendremos que apagar la televisión, la computadora y los videojuegos y salir a las calles (como hicieron en Wisconsin). Algunos de ustedes tendrán que postularse a cargos de elección en sus localidades el año próximo. Necesitamos que los demócratas hagan acopio de valor y dejen de recibir dinero de los consorcios… o se hagan a un lado.

¿Cuándo tendremos suficiente? El sueño de la clase media no va a reaparecer por arte de magia. El plan de Wall Street es claro: Estados Unidos será una nación de ricos y desposeídos. ¿Están ustedes conformes con eso?

¿Por qué no utilizar este día para hacer una pausa y pensar en los pasos que cada uno puede dar para revertir esta tendencia en nuestro vecindario, en nuestro lugar de trabajo, en nuestra escuela? ¿Habrá un día mejor que hoy para empezar?

Su amigo, Michael Moore.

Traducción para La Jornada de Jorge Anaya

MMFlint@aol.com – http://MichaelMoore.com

sábado, 6 de agosto de 2011

Pablo Milanés en la boca del lobo.

Por Lázaro Fariñas*

Miami, 5 de Agosto de 2011

Otra vez los irreverentes, irracionales e intolerantes de la ultraderecha cubanoamericana de Miami se han alborotado. En realidad, eso no tiene nada de extraño, ya que estos personajes se pasan casi todo el tiempo alborotados. Es increíble, no se cansan de hacer el ridículo. Anteriormente y en muchas ocasiones, he escrito sobre las ridiculeces que protagonizan en las calles de esta ciudad, entre ellas, ya que es imposible recontarlas todas, han comido sombreros mexicanos, aplastados discos compactos, han hecho huelgas de hambre de mentirita, conferencias de prensa por encapuchados, etc., etc. Ahora andan hablando pestes de Pablo Milanés, porque este presentará un concierto el día 27 de este mes en un auditórium local. Milanés hace conciertos en Europa, América Latina y en Cuba, y es aplaudido delirantemente por el público que asiste a los mismos. Se autodefine como un hombre que ve las cosas buenas de la Revolución Cubana y las defiende y critica lo que él considera que debe ser criticado de la misma. No es un funcionario del gobierno revolucionario, no ocupa cargo público alguno y dice lo que piensa tanto fuera, como dentro de Cuba. Sus canciones son cantadas por millones de personas alrededor del mundo, incluyendo miles y miles de cubanos y latinoamericanos que residen en Miami. Es grande entre los grandes. Es un orgullo de Cuba y de la inmensa mayoría de los cubanos. Sus ideas políticas no son debatidas por sus seguidores, quienes disfrutan de sus maravillosas canciones. Sin importar lo que Pablo diga o piense políticamente, sus canciones se oyen, se cantan y se tararean en cualquier rincón del mundo. El, junto a Silvio Rodríguez, son íconos de la trova cubana, ambos llenan estadios completos de sus fanáticos en sus conciertos en América Latina y en Europa. Es enorme el número de canciones compuestas y cantadas por este hombre, que un grupo de ultra reaccionarios de esta ciudad tratan de repudiar. Cumplen bien sus consignas de “El arte al fuego”.

Es por eso que las pocas críticas que se conocen sobre este maravilloso cantautor proceden del segmento más cavernícola de los cubanoamericanos que residen en esta ciudad de Miami. Claro, esos tipos odian todo lo que huela a Cuba. Si no hicieran tanto ruido localmente y tanto daño en Washington, no habría ninguna razón para referirse a ellos. Pero sí hacen ruido en esta ciudad, creando un clima de intolerancia y con ello, mandando un mensaje internacional que la comunidad cubana que aquí reside es intolerante, intransigente, inculta, fascista y antidemocrática, cuando eso no es enteramente cierto. La mayoría de los cubanos que vivimos en este Miami no reunimos esas características. Centenares de miles de cubanos, que viven aquí, trabajan, mantienen y educan a sus familias y viajan a Cuba a ver y ayudar a los familiares que allí dejaron. Pero el grupo vociferante, o controla los medios de comunicación de la ciudad o estos le dan los espacios que le niegan a las voces de la mayoría.

Los organizadores del concierto han logrado que, por grandes sumas de dinero, le hayan colocado vallas de publicidad en varias calles de Miami. Lo más probables es que éstas pronto sean removidas, por la presión de estos grupos de fascistas, tal y como hicieron, hace unos meses con una valla en defensa de los Cinco anti terroristas presos en los Estados Unidos, que un grupo de buenos cubanos logró que le pusieran en una transitada vía de la ciudad, pero que duró lo que dura un merengue en la puerta de un colegio, debido a la presión y a las amenazas de estos terroristas criollos.

Lo que sí parece inevitable, por lo menos por el momento, es que el concierto del 27 de agosto de Pablito Milanés en Miami será una realidad. Todo hace indicar que, en esta ocasión, la caverna cubanoamericana no logrará su objetivo. Me imagino que algunos de ellos se concentrarán frente al lugar donde se realizará el concierto a lanzar su veneno al aire, como lo han hecho en tantísimas ocasiones. Pero me parece que eso es todo lo que van a lograr. Según apuntan los hechos, los cubanos que residen en Miami y que no pertenecen a esa caterva anticubana, disfrutarán de la voz y la melodía de ese ídolo de América Latina, Cuba y el mundo, Pablo Milanés.

*Lázaro Fariñas, periodista cubano residente en EEUU.


Fuente: enviado por el autor a MARTIANOS-HERMES-CUBAINFORMACIÓN

http://martianos.ning.com/profiles/blogs/pablo-milan-s-en-la-boca-del-lobo-por-l-zaro-fari-as

miércoles, 3 de agosto de 2011

El Talón de Aquiles

Margarita Alarcón Perea

Las mareas están cambiando en Cuba y esto se convierte en motivo de noticias por todas partes. Durante las palabras de clausura de la reciente sesión plenaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular el presidente Raúl Castro habló de muchos temas e hizo referencia a otros que serán muy bien recibidos en el seno de la población nacional. Uno de estos, al que suelo calificar como el Talón de Aquiles de la Revolución cubana, es el controvertido “permiso de salida”.

Durante la mayor parte de los últimos 47 años para que un cubano residente en la isla pudiera viajar fuera del país, se le requería obtener lo que en Cuba se conoce como “la tarjeta blanca” o permiso de salida. Dicho documento ni es una tarjeta ni es blanca, es un cuño que emiten los oficiales de inmigración que, esencialmente, le permite al individuo salir del país y permanecer fuera de este por determinados períodos de tiempo que nunca debe exceder los 11 meses. Ayer durante una parte de su intervención final ante el cuerpo nacional de legisladores, Raúl Castro dejó entender que esto iba a ser un tema del pasado.

Ahora la bola está en el otro lado de la cancha. Mientras ocurre esto, cubanos americanos y estadounidenses dentro del Congreso de los Estados Unidos continúan insistiendo en restringir los viajes hacia la isla a los ciudadanos de ese país, y a aquellos que tengan familia y lazos con la Isla.

Las restricciones de viajes en Cuba se implementaron a principios del triunfo revolucionario para evitar que criminales de la dictadura de Batista escaparan del país, para evadir el juicio legal por sus crimines de lesa humanidad. Lamentablemente, nadie se acordó de eliminar esta restricción y con el paso de tiempo se convirtió en el estatus quo. Como dijera Raúl la otra noche, “la inmigración cubana ya no es política, es económica”, no hay motivos para prohibir la salida de aquellos que así lo deseen, tampoco para impedir el regreso a los que prefieran volver.

La pregunta ahora es: ¿Cuántos países le van a abrir las puertas a los emigrantes cubanos? Me atrevo a asegurar que muchos. Precisamente por el hecho de que, a pesar de ese Talón de Aquiles, la Revolución cubana ha formado, durante todos estos años, una población con un alto nivel de escolaridad y formación integral general, lo cual se evidencia, entre otros logros, por obtener y mantener un índice de alfabetización del 98,7% y uno de los sistemas de salud pública más completos de la región. La isla cuenta con una comunidad científica e intelectual comparable a la de los países más desarrollados del hemisferio occidental. Cuba no exporta revoluciones, exporta solidaridad y valores revolucionarios. De hecho muchos se van a ir, pero a pesar de los pesares, muchos más van a volver a la casa donde saben que deben estar.